Los cruceros son algo más que una opción de viaje cómoda para los turistas a los que les gusta volver de sus vacaciones con la memoria del móvil llena de fotos de diferentes ciudades. Los cruceros son sobre todo un negocio. Una gran, próspera y floreciente industria que en 2019 —antes de que la pandemia entrase en escena— dejó unos ingresos anuales de miles de millones de dólares y espera llegar a finales de esta década con un 10% más de viajeros. En su horizonte asoman sin embargo dos nubarrones: su huella medioambiental y la turismofobia, tenencia que en los últimos meses ha dejado algún que otro episodio polémico en España.
Las compañías del sector son conscientes del problema. Y ya advierten que no les temblará el pulso si tienen que replantear sus rutas y los puertos de atraque.
¿Qué ha pasado? Que la industria de los cruceros ha enviado un aviso a navegantes, nunca mejor dicho: el sector está dispuesto a redibujar sus rutas para esquivar destinos marcados por la turismofobia y en los que se arriesgue a que los viajeros enfrenten episodios como el que se vivió hace poco en Barcelona, donde un grupo de vecinos se encaró y disparó con pistolas de agua a turistas.
La advertencia no ha partido además de cualquiera. La ha lanzado la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), en la que se integran compañías como MSC Cruises, American Cruise Lines, Crystal, Disney Cruise Line o Norwegian.

El ejemplo de Francia. El mensaje que ha querido deslizar la directora en Europa de CLIA, Marie-Caroline Laurent, es claro. Esta semana, durante una charla con periodistas, dejó dos mensajes para buenos entendedores. El primero, que en Francia los cruceros han dejado de acudir a dos localidades después de que "pequeños grupos violentos" increparan a los turistas que se bajaban de los barcos. El segundo, que el sector está más que dispuesto a adoptar medidas similares si se encuentra con episodios de turismofobia que puedan afectar a su negocio.
No hay destinos imprescindibles. "No hay que subestimar que hay un impacto directo de los disturbios o algunas de las manifestaciones, pero sobre todo las que son violentas", advirtió Laurent en declaraciones recogidas por las agencias Europa Press y Reuters: "Se considerará la posibilidad de adaptar itinerarios si por alguna razón sentimos que no todos los pasajeros serán bien tratados".
No es la única que ha enviado un mensaje en esa dirección. Virginia Messina, directiva del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), también recordó que en un circuito con tantas opciones como el de los cruceros, las firmas disponen de tienen margen para evitar las ciudades polémicas: "Hay mucha mayor oferta para los turistas y donde no sean bienvenidos hay otros sitios donde pueden viajar".
Un pastel para muchos comensales. La idea que desliza Messina es fundamental para entender el escenario. El de los cruceros es un sector pujante, con un nivel de facturación milmillonario, que ha logrado ya superar sus niveles previos a la pandemia y espera crecer con fuerza corto plazo, lo que ya le ha llevado a ampliar incluso su flota de transatlántico. Eso explica también que sea un sector muy disputado. Tanto a nivel internacional como en las costas de España.
Durante la charla con periodista, el director de CLIA España, Alfredo Serrano, explicó de hecho que las compañías ya "están haciendo esfuerzos" programando cruceros en puertos que a lo largo de los años se han dotado de infraestructuras y han logrado abrirse un hueco en el circuito, más allá de Barcelona, como A Coruña, Alicante, Almería, Cádiz, Bilbao, Cartagena, Ceuta o Ferrol. En general, la industria prevé que las visitas a bordo de buques crezcan un 5% este año, un alza relevante, aunque inferior al 13% que se prevé para la llegada de visitantes en verano.
Mucho más allá de España. La competencia no solo se da a nivel nacional. Serrano ha recordado que países como Arabia Saudí están realizando "inversiones millonarias" para captar turistas mientras en ciertos puntos de España, lamentó, el sector lidia con dificultades: "Como es complicado el diálogo con el consistorio de Barcelona, por ejemplo, se traducirá en cancelaciones y descontento de turistas". Sus declaraciones llegan después de que el alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, planteara hace unos meses medidas para reducir la afluencia de cruceros.
La importancia del contexto. El mensaje lanzado por la industria de los cruceros importa por su fondo y forma, pero sobre todo importa por el contexto. Las declaraciones llegan con la turismofobia en el foco del debate público español, después de que Canarias, Mallorca, Madrid o Cataluña acogiesen manifestaciones para protestar por la masificación turística y su impacto en el mercado residencial.
De todas, la más polémica ha sido probablemente la marcha organizada en Barcelona, que es además un referente indiscutible en el circuito de cruceros europeo. Allí, en la Ciudad Condal, se celebró una manifestación durante la que algunos vecinos dispararon con pistolas de agua a los turistas. La imagen fue tan peculiar que acabó en diarios y televisiones de Reino Unido o Estados Unidos.
Más allá de España. Si bien España juega un rol relevante en el circuito turístico internacional, por su peso y proyección de futuro, lo cierto es que no es la única en la que la turismofobia ha cobrado una relevancia espacial. En Japón, otro destino en cifras récord por el valor del yen, hay ciudades que han optado por poner límites a sus visitantes o tapar vistas del Fuji para evitar aglomeraciones.
En Seúl, Venecia o Ámsterdam se han adoptado medidas en esa misma línea. De hecho en la capital holandesa, otro punto clave del circuito de cruceros europeos, se han replanteado también el flujo de este tipo de embarcaciones en la ciudad.
El (otro) gran debate del sector. El de la turismofobia no es el único debate que salpica a los cruceros. Otro, igual o incluso más grave es el de su enorme huella medioambiental. Hace tres años un grupo de investigadores de España, Reino Unido y Croacia alzaron la voz para alertar precisamente del "serio impacto, creciente y continuado" del turismo de cruceros en el medioambiente.
Y lo hicieron con un dato demoledor: según sus análisis, un crucero de grandes dimensiones puede dejar una huella de carbono diaria que superaría a la de 12.000 vehículos y en un buque de 2.700 pasajeros se genera cada jornada una tonelada de basura. El sector es consciente de ese hándicap y otra de las ideas en las que insiste es en que trabaja para que sus barcos sean sostenibles.
Imagen | Danielle Suijkerbuijk (Unsplash) y HS Spender (Unsplash)
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rober7064
Mienten. No pueden prescindir de las ciudades europeas del Mediterráneo. Si se van de los puntos más atractivos de España, Francia, Italia, Croacia, Grecia y Turquía, ese negocio de cruceros se arruina. Lo mismo si la gente protesta en el Caribe, aunque eso no va a pasar.
Es el típico mensaje del empresario matón: "O me dejas hacer lo que quiero, y con una gran sonrisa, o me voy con mis millones a otra parte."
shyrka
Nadie “odia al turista” pero todos odian las consecuencias indeseables de un turismo desbocado y de baja calidad.
Procuremos entonces traer turismo de calidad, ofrecer servicios a su altura y controlar las consecuencias para la población local del turismo, como por ejemplo la proliferación de pisos turísticos en detrimento del alquiler, subidas de precios desbocadas en los barrios turísticos, etc…
Y sobre todo cuando nosotros seamos turistas comportémonos como nos gustaría que los turistas se comportaran en nuestras ciudades, con respeto y empatía.
Chizko
El problema es cuando además de ser en cantidades que colapsan toda la ciudad por semanas, las ganancias reales se las lleva un par de negocios privados, mientras hay que movilizar seguridad y aseo extras sin recibir nada, con los años esto ya ni siquiera enriquece al sector, es más, en mi ciudad están desembarcando pero para ir a otra localidad, porque saben que ya esta colapsado aquí, entonces ya ni si siquiera pasan a comprar algo.
octavio.soler.3
Facturan miles de millones, pero el impacto de esa facturación en las ciudades que visitan es mínimo. En Valencia, cada vez que atraca uno es como una pequeña invasión. Y como mucho compran una botella de agua.
jackues
Desde ciertos puntos de Barcelona y periferia ( Montjuïc, Collserola, Montnegre i Corredor, ... ) se puede ver el puerto entero de Barcelona con los cruceros que van pasando.
Es una imagen decadente y oscura, si no se ve de lejos es difícil de imaginar lo absurdamente grande que son esos barcos y la ilógica cantidad de espacio que ocupan. Además el puerto siempre está rodeado de una neblina gris y asfixiante, Barcelona tiene sus días, pero la neblina del puerto es totalmente distingible.
Cuando desembarca, aún de lejos puedes ver la marea de gente bajando del barco, centenares de personas que van a dejar un irrisorio impacto económico a la ciudad pero que a cambio implica grandes inversiones de la ciudad.
Como bien dice otra gente, no hay porqué estar en contra del turismo, la gente tiene derecho a viajar, a conocer nuevas ciudades y a ver mundo, a mí también me gusta viajar. Lo que no puede ser es el modelo actual, invasivo, destructivo, decadente y insostenible.
Hay que darle una buena vuelta en como gestionar este tema, pero hay que empezar a pensar en ello.
labandadelbate
Cuanto más lejos los cruceros de las ciudades españolas mejor, son un negocio en el que imperan la semiesclavitud, no hay derechos laborales dado que operan con banderas de conveniencia, usan el fuel más contaminante que hace aumentar los casos de cáncer en las ciudades que atracan (literalmente), y cuando ya se han quedado viejos los mandan a Bangladesh a desguazarlos en condiciones horribles.
Así que se pueden llevar este negocio a otra parte.
Por cierto los turistas que llegan en esos barcos apenas generan ingresos en la ciudad por que ni consumen, y sus compras son mínimas, dado que tiene el "todo incluido" en el barco.
Guybrushh
Vivimos en un mundo con gente muy idiota, como la perteneciente a este movimiento y también los políticos que toman en cuenta esto
yosoyunpecador5
Como ya comenta alguno el turismo solo da ganancia a multinacionales, de barcos, de hoteles y a cuatro bares, el ciudadano lo unico que gana son molestias, porque sus impuestos va a seguir pagándolos como un campeón. En Barcelona como van un paso por delante ya quieren quitarse el marron de los turistas de encima, hacen bien, los españoles tienen que cambiar el chip, preocuparse por atraer empresas que generen mucho empleo de calidad y no el de la hostelería que eso no es ni empleo.
jorsus
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Las compañías del sector son conscientes del problema. Y ya advierten que no les temblará el pulso si tienen que replantear sus rutas y los puertos de atraque.
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Pues que no les tiemble.
Que se vayan a tomar por culo o mas lejos.
Que en Málaga no se puede uno ni sentar a tomar una cerveza.
Son una plaga que arrasa con todo y no para de crecer.
ale210
Desafortunado el titular de la noticia, que sólo hace un flaco favor a la causa y peca de amarillismo.
La causa es que el turismo de baja calidad que viene a España a nuestras ciudades, se comportan como unos impresentables, molestan, son ruidosos, beben y hace nulo gasto más allá de comer y alcohol. Además estamos viendo cómo el turismo se "come" los barrios y nos expulsa de nuestras viviendas, porque ahora todo se destina al turismo.
Ahora que somos una potencia turística se debería apostar por un turismo de calidad.
de_paso
Hasta nunca, y cierren la puerta al salir.
TOVI
Vivo en una ciudad muy afectada por el turismo, y los turistas no son los culpables, son los politicos de dirigen la ciudad y permiten que se llene de vacacionales legales e ilegales, que se cierren negocios de toda la vida donde te tomabas un café por 1,20 y ahora te pongan un café a 4 euros servido por un hiptster que hace dibujos con la leche, etc.
La gente está cansada de ver como no pueden vivir en zonas afectadas por tanto turismo por el incremento masivo de precios, y todo viene porque nadie ha regulado que todos intenten aprovecharse a costa de los usuarios locales.
Si bar paco ganaba dinero con café a 1,20, por que tiene que cerrar y abrir otro bar que los venda a 4 euros? porque el arrendador le ha subido el alquiler un 100% o porque paco ha decidido sacar tajada y aprovecharse.
Usuario desactivado
La solución justa sería que allí donde no se quiera turistas no se les permita ir, pero la gente que vive allí tampoco podrá ir a hacer turismo a otros sitios.
otario
Habría que distinguir entre el turismo de crucero y el que podríamos llamar turismo estándar o normal.
El normal genera ingresos en los lugares donde va, el de crucero no.
Llegan con los tanques de combustible llenos, a saber donde lo han llenado, no pagan seguridad social ya que los trabajadores están registrados en otro país, ni impuestos.
Las despensas llegan llenas, por lo que tampoco favorecen el comercio local.
Y los turistas salen del crucero con el estómago lleno después de pasar por el bufete del desayuno, fuera del barco con suerte compran una botella de agua, y regresan al barco a la hora de cenar.
nokark
Los turistas dan miles de puestos de trabajo. Que una ciudad turística los ahuyente (sé que es una minoría de gente, sobre todo jubilados y gente que no hace nada) es pegarse un tiro en el pie, sembrar desempleo y crisis. A ver qué hace Barcelona cuando no pasen cruceros, no vayan turistas, etc... de que van a vivir muchos inmigrantes, que va a ser de las atracciones turísticas y negocios de servicios. La queja sobre todo es por la escasez de vivienda y su alto precio, no por los turistas en si. Se prohíben los pisos turísticos y se acabó la fiesta.
enlacaratelodigo
Es lo que tendrían que hacer, desviarse y que se j*diera España y sus tonterías. Vamos estoy yo de turismo y me viene un g*lip*llas y me increpa con una pistola de agua y le estoy dando de palos hasta después de muerto y enterrado y eso que nunca jamás me he peleado con nadie. Si no estás de acuerdo con el turismo me parece perfecto, pero deja a los turistas en paz, que están de vacaciones y las vacaciones son sagradas y además ellos no tienen la culpa de nada. Los que iban con la pistolita bien que también se irán de vacaciones, en la cárcel los tenían que haber metido 6 meses y se les hubiera quitado toda la tontería. Por otra parte yo vivo en Barcelona y no veo que haya ningún exceso de turistas. Ojalá desviaran las rutas, verías que pronto se cag*ban en todo por perder millones y millones de euros.
orrrenji
O sea, se manifiestan contra el turismo pero no contra la invasión de musulmanes. Todo correcto en este paisucho. Qué ganas de pirarme ya.