Un hombre produce unos 525 mil millones de espermatozoides en su vida

La ruleta genética: el asombroso proceso que nos hace únicos e irrepetibles

Mutaciones: el toque sorpresa

La ruleta genética y el ADN del ser humano
La ruleta genética y el ADN del ser humano. PD

Según el contador en vivo de Worldometers, la población mundial ronda los 8.250 millones de personas a día de hoy.

Se estima que en el Planeta Tierra han vivido unos 117.000 millones de personas desde que los Homo sapiens surgieron hace unos 300.000 años.

Parece un milagro, pero no hay dos personas iguales y jamás en la Historia de la Humanidad ha habido alguien igual a cada uno de nosotros.

¿Y cuál es el mecanismo, el misterio o la clave por el que cada ser humano llega a ser un ejemplar único e irrepetible?

Todo empieza con un espermatozoide y un óvulo.

Parece simple, pero es una locura de números.

Un hombre produce unos 525 mil millones de espermatozoides en su vida, según National Geographic, y solo uno —¡uno!— tiene el honor de ganar la carrera.

Las mujeres nacen con cerca de 1-2 millones de óvulos, aunque solo unos 400 maduran.

Cuando estos dos se encuentran, las combinaciones posibles son astronómicas: más de 70 billones, dice Science.

Así que, sí, eres más raro que un unicornio en una oficina.

El momento clave es la fecundación.

Aquí, los 23 cromosomas del papá y los 23 de la mamá se juntan para formar un ADN único.

BBC lo explica genial: el ADN es como un libro de recetas con 3.000 millones de letras, y cada mezcla crea un sabor distinto. Pero no es solo una suma; durante la meiosis (la división celular que produce gametos), los genes se barajan como cartas en un casino.

Este “cruce” asegura que no haya dos personas idénticas, ni siquiera gemelos monocigóticos, que comparten ADN pero tienen pequeñas diferencias.

Mutaciones: el toque sorpresa

Luego está el factor sorpresa: las mutaciones.

Cada vez que las células se dividen, hay una mínima posibilidad de que el ADN cometa un error al copiarse.

Science reportó hace poco que todos llevamos entre 60 y 100 mutaciones nuevas que no estaban en nuestros padres.

La mayoría son inofensivas, pero algunas cambian el juego: desde el color de tus ojos hasta cómo procesas el café (¡culpa a tus genes si eres un adicto!).

Un estudio reciente en Nature, citado por CNN, encontró que estas mutaciones aleatorias son más comunes de lo que pensábamos, especialmente en poblaciones expuestas a radiación o químicos.

Así que, en cierto modo, el ambiente también mete su cucharada en esta ruleta genética. ¿Resultado? Nadie tiene tu ADN exacto, ni lo tendrá jamás.

Epigenética: no todo está escrito

Pero espera, que la cosa se pone más loca.

No solo importa el ADN, sino cómo se “lee”. La epigenética, esa ciencia que suena a trabalenguas, estudia cómo el entorno (dieta, estrés, incluso el humor de tu madre embarazada) enciende o apaga genes.

National Geographic publicó en enero que el estrés materno puede alterar el desarrollo fetal, afectando desde el peso al nacer hasta el temperamento.

“Tu ADN es el guion, pero la epigenética es el director”, dicen los expertos. Así que, aunque heredes los ojos de tu abuela, tu vida los moldea a su manera.

Los gemelos idénticos son el gran “pero” de esta ruleta. Nacen del mismo óvulo fecundado, así que su ADN es casi un calco.

Sin embargo, Muy Interesante destacó hace poco que incluso ellos divergen con el tiempo: huellas dactilares distintas, marcas epigenéticas únicas. Hasta el clon más perfecto tiene su propia firma. La naturaleza no se rinde tan fácil.

Para flipar

  • El espermatozoide vago: En 2023, Science reveló que algunos espermatozoides “hacen trampas” y nadan en círculos para despistar a los rivales. ¡Estrategas desde el inicio!
  • ADN extraterrestre: BBC contó que un tipo en EE.UU. juraba que su genética era alienígena. Los análisis dijeron: “No, amigo, solo eres muy raro”.
  • Gemelos de padres distintos: En casos raros, como uno reportado por CNN en 2024, una mujer tuvo gemelos de dos padres diferentes en el mismo embarazo. La ruleta genética dio un giro doble.
  • El gen del baile: Estudios en Nature sugieren que algunas mutaciones afectan el ritmo. Si bailas como pato, ya tienes excusa.

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